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Igualdad ante la ley. Igualdad en ámbitos laborales

Las empresas son pequeñas sociedades inmersas en la sociedad general, por tanto, no son ni pueden ser ajenas a lo que “fuera de la empresa” sucede. Tenemos la responsabilidad de generar crecimiento económico sostenible, en un ambiente sano, espacios de trabajo saludables y con oportunidades para las personas con talento, sin importar sus características personales.
Persona con camiseta que dice: no homophobia, no vilence, no racism, no sexism, yes kidness, yes love, yes peace

En estas últimas semanas han sucedido hechos públicos y políticos que nos preocupan en demasía, y nos gustaría dejarte nuestro punto de vista, con foco en el impacto en empresas y mundo laboral 😊

Las empresas son pequeñas sociedades inmersas en la sociedad general, por tanto, no son ni pueden ser ajenas a lo que “fuera de la empresa” sucede. Tenemos la responsabilidad de generar crecimiento económico sostenible, en un ambiente sano, espacios de trabajo saludables y con oportunidades para las personas con talento, sin importar sus características personales.

No olvidemos que hay múltiple evidencia científica que avala que un entorno laboral diverso genera mejores resultados -rentabilidad- para las empresas, pudiendo llegar a ser superior al 48% cuando hay mayor participación femenina en sus equipos ejecutivos comparada con las empresas que menos tienen (McKinsey, 2020, pero coincide también con Unión Europea, 2008, McKinsey, 2015, 2018 y 2020, Korn Ferry Institute, 2016, ComunicarSe, 2016, BCG, 2017 y mi la tesis de mi autoría de 2022, si te interesa leerla, te dejo el link en comentarios).

Los discursos de odio y discriminatorios puede que sean promovidos por los (varones) líderes del mundo, incluyendo nuestro presidente, y avalados por una parte de la sociedad, pero al mismo tiempo afecta sobremanera a las personas que quizás trabajan en tu organización. Por eso es que es un tema que las empresas deberían revisar, no hacer oídos sordos a lo que luego pueda repercutir puertas adentro, afectando a las personas en sí, a su productividad y su desarrollo dentro de la empresa, por no poder trabajar en libertad y seguridad psicológica.

 

 

Igualdad ante la ley y Privilegios

 

balanza sobre un escritorio y ordenador a lado

Foto: KATRIN BOLOVTSOVA. Pexels

El artículo 16 de nuestra Constitución Nacional dice que “…Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad.”

Sin embargo, sabemos que esta igualdad, tal como allí se define, no se da, sobre todo el punto de los empleos y la idoneidad. Veamos algunos datos:

      • Más del 95% de las personas que trabajan en casas particulares son mujeres, con sueldos bajos, y en mayor medida, no registradas.

      • En el ámbito laboral, personas LGBTIQ+ declararan haber sido víctimas de preguntas invasivas respecto de su vida privada, debiendo “demostrar” su femineidad o masculinidad, o incluso cambiar maneras de vestir, cambiar nombres de sus parejas, entre otras situaciones, para poder ser aceptados y su contribución apreciada. Estas situaciones generan angustias para las personas que sufren estas situaciones de acoso y/o discriminación, pudiendo repercutir en su productividad. Y no cumplir con los requisitos, genera en muchos casos despidos injustificados y promociones denegadas (OIT, 2012)

      • Sólo el 9% de las mujeres trans indican estar inserta en el mercado laboral formal (“La Revolución de las Mariposas”, Ministerio Público de Defensa de la CABA, 2017)

      • El 65% de los encuestados experimentó alguna situación que identifica como discriminatoria, ya sea porque la sufrió, la presenció o ambas (Mapa de la Discriminación, INADI, 2014).

      • El 68,42% de las personas migrantes que trabaja, afirma estar “en negro”. (The Adecco Group Argentina, 2019).

      • Sólo el 32,2% de las PcD en edad activa para trabajar cuenta con empleo (INDEC, 2018)

      • El 10,3% es el porcentaje de las mujeres en directorios de empresas de las 1000 empresas que más facturan en Argentina (KPMG-Revista Mercado, 2019).

      • La brecha de género global en 2024 se sitúa en el 68,5 %. Además, faltan 134 años para cerrarse la brecha de género de participación económica.(Word Economic Forum, 2024). NO existe la paridad en NINGÚN país del mundo.

      • En nuestro país la brecha salarial es del 27.7% (Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, Min. Economía, 2023)

      • El principal obstáculo para la participación de las mujeres en los mercados de trabajo es por realizar tareas de cuidados no remunerados. (OIT, 2018)

    Y podríamos seguir con los datos de distintas poblaciones que atraviesan dificultades para la empleabilidad -y otros derechos fundamentales- por el hecho de alguna característica personal, y no por falta de conocimiento, capacidades y habilidades.

    Partiendo de estas desigualdades estructurales, es que en muchas empresas y en el estado se generan las políticas de diversidad. Porque no podemos hablar sólo de mérito, si no hay igualdad de condiciones de base, en una sociedad desigual, llena de prejuicios.

    Y estas políticas para muchas personas les parece en sí un “privilegio” porque “El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad…”. Pero déjanos decirte que no es así.

    Ya la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) en sus primeros fallos, mucho antes de que las mujeres pudiéramos siquiera votar, mucho antes de que aparecieran gobiernos que hablaran abiertamente de desigualdades, y muchos más años antes que los movimientos feministas aparecieran en la sociedad de manera tan masiva, se ha pronunciado en numerosas oportunidades sobre el alcance del artículo 16 de la Constitución, que es el que habla del concepto de igualdad ante la ley: Así, tiene establecido que la igualdad ante la ley involucra la obligación del Estado de tratar igual a aquellas personas que se encuentren en idénticas circunstancias (Fallos 16:118) y que “la igualdad ante la ley (…) no es otra cosa que el derecho a que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a unos de lo que en iguales condiciones se concede a otros” (Fallos 153:67). En otros fallos también se pronuncia en la misma línea: “Es importante tener en cuenta que una discriminación no es solamente una distinción o diferencia, sino que implica un trato desfavorable a una persona por un motivo prohibido. En efecto, ciertos tratamientos diferenciados pueden ser legítimos. En este sentido, en ocasión de determinar los alcances de la Ley de Actos Discriminatorios (ley nº 23.592), la CSJN sostuvo que “…ésta no sanciona toda discriminación, sino exclusivamente aquella que en forma arbitraria restrinja de algún modo o menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional” (Fallos 314:1531 y ss.).

    Como vemos, teniendo en cuenta cuestiones de contexto social como las desigualdades estructurales, son necesarias las políticas de diversidad para equilibrar la balanza y evitar situaciones de discriminación. Eso es igualdad ante la ley.

    Sin embargo, vemos espacios laborales donde se obstruye el acceso a grupos vulnerados o “minorías sociales”. Y para lo que son cargos de liderazgo, sigue siendo visible el perfil preponderante del varón ‘blanco’, heterosexual, con recursos económicos y sin ninguna discapacidad. (INADI, 2016).

    Visibilizar estos datos no es estar en contra de los varones, no es privarlos de su legítimo derecho de acceder a cargos de liderazgo, cuando por mérito así les corresponda. Es abrir el juego a que haya igualdad de oportunidades para otras personas con otros perfiles cuando se toma la decisión de ascender a una persona, tomar una decisión más conscientes y libre de sesgos.

    Hemos vivido en carne propia y lo veo en colegas cómo se limitan las posibilidades a algunas personas porque “no te ven ahí” (en posiciones de liderazgo por ejemplo), cuando el resto del entorno sí te ve, cuando te formas, cuando te preparás, cuando ya ejercés ese rol de liderazgo de manera informal, sin legitimación formal (ni sueldo y condiciones que acompañen) pero sí del equipo. ¿De qué privilegios, entonces, estamos hablando?

     

    Discurso de odio contra el colectivo LGBTIQ+

     

    bandera que dice "love is love" con los colores del arcoiris

    Foto: 42 North. Pexels

    Tomar un caso puntual aberrante desde ya condenable que incluye a personas de un colectivo, y generalizarlo, para confirmar que las personas homosexuales “son pedófilos” y que “la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil” es la puerta de entrada, el discurso ideal, para generar situaciones de discriminación a personas que, como los acusados, son personas LGBITQ+, que NADA tienen que ver con esas personas que han cometido ese delito.

    Además, la generalización es INCORRECTA. No existen datos estadísticos que demuestren una conexión causal entre ser persona LGBTIQ+ y ser pedófilo.

    De hecho, en la mayoría de los informes que hablan de violencia hacia infancias indican que los agresores son principalmente padres, padrastros y/o abuelos:

    Según un informe de UNICEF (2016), el 75% de los abusos a niños, niñas y adolescentes es perpetrado por familiares (padres, padrastros, abuelos).

    Y según otro informe más reciente de UNICEF (2021), el 65% de los agresores de niños, niñas y adolescentes que fueron víctimas de violencia familiar son varones, de los cuales el 60% son padres o padrastros. Y si hablamos de violencia sexual puntualmente, el 80% de los agresores son varones, y las víctimas son 77% femeninas. Si bien no podemos afirmar la orientación de estos agresores, por estas estadísticas podemos interpretar que los agresores de violencia sexual son principalmente varones heterosexuales que principalmente agreden a niñas mujeres.

    #DatosNoOpiniones

    Y por más que los datos no sean correctos, generar estos discursos de odio hacia la comunidad LGBTIQ+ hace se sigan perpetuando las desigualdades sociales, por ejemplo, en el ámbito laboral hacia esta población, que como vimos, tiene dificultades para la inserción laboral.

     

    Discurso contra las mujeres, y cuestionamiento a la figura del femicidio

     

    mujer tapándose los oidos con cara de angustia y manos señalándola

    Foto: Yan Krukau. Pexels

    En el discurso presidencial, se cuestiona la figura del femicidio en estos términos:

    “El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad y aún en su versión más benévola es redundante, ya que la igualdad ante la ley ya existe en Occidente. Todo lo demás es búsqueda de privilegios, que es lo que el feminismo radical realmente pretende, poniendo a una mitad de la población en contra de la otra cuando deberían estar del mismo lado. Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima.”

    “Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre, enarbolando la bandera de la brecha salarial de género, pero cuando uno mira los datos es evidente que no hay desigualdad para una misma tarea, sino que la mayoría de los hombres tienden a profesiones mejor pagas que la mayoría de las mujeres. Sin embargo, no se quejan de que la mayoría de los presos son hombres, ni que la mayoría de los plomeros son hombres, ni que la mayoría de las víctimas de robo o asesinato son hombres y ni que hablar de la mayoría de las personas que murieron en guerras.”

    En estos párrafos, tiró varios conceptos falaces. Sobre igualdad ante la ley y privilegios ya lo hemos analizado.

    Veamos, entonces, porqué es importante que exista la figura de femicidio.

    En el código penal, a partir del artículo 79 se mencionan los delitos contra la vida, entre ellos el homicidio simple, sus agravantes y sus atenuantes.

    Como agravantes, hoy encontramos la figura del femicidio (art. 80 inc.10), que eleva la pena del delito de homicidio simple al que matere: “10) A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un varón y mediare violencia de género.”

    Es decir, no cualquier homicidio que cometa cualquier varón contra cualquier mujer es femicidio, sino que debe mediar violencia de género. No es un hecho aleatorio, debe haber un causante previo al hecho en sí de matar, que es la violencia de género, que, en su expresión más atroz, termina con la vida de la mujer. Y esto no es porque la vida de la mujer vale más que la de otra persona, sino que los hechos previos sufridos por esa mujer causados por ese mismo varón, la ley entiende que hacen agravar la pena.

    Antes que exista la figura del femicidio, y con jueces que juzgaban sin perspectiva de género, muchas veces hacían pasar un homicidio de una mujer en contexto de violencia de género como “homicidio en estado de emoción violenta”. Años atrás era típico leer titulares que decían “homicidio pasional”, “la mató por celos”, “la mató porque lo dejó”, y era común ver jueces que decían que ese tipo de crímenes, no solo no configuraban figuras típicas agravantes del homicidio (sobre todo cuando no había matrimonio de por medio), sino que, el móvil del homicidio que declara el imputado, hacía disminuir la pena, ya que entendían que se podía encuadrar en la figura del art. 81 inc. 1 que dice “Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren excusable”. Como si los celos o dejar a una pareja fuera la excusa para incurrir en la muerte de la víctima. Y sabemos que la emoción violenta es algo que no se puede preveer, que es inesperado y hace reaccionar casi sin pensar a la persona, pero una persona que ya está en un vínculo mediado por la violencia de género, no es inesperado, va evolucionando negativamente en su escala hasta llegar a la máxima, la muerte. Así lo interpreta la jurisprudencia hoy: “El Código Penal exige que la emoción sea impetuosa, súbita, arrebatada, etc. El homicidio en estado de emoción violenta no resulta de la propia y autónoma determinación del autor, sino que encuentra su causa en la acción provocadora de la víctima o de un tercero.” (SUMARIO DE FALLO. 31 de Mayo de 2012. Id SAIJ: SU70016625)

    Y también otro fallo menciona que “Para encuadrar el homicidio en la figura del art. 81 inc. 1 ap. A del CP, debe plasmarse un motivo moralmente relevante en el obrar del sujeto– agente, extraño a toda reacción originada en el resentimiento o la venganza” (Conf. sala I, sent. Del 24/08/00 en causa 387: Ibarra, en el mismo sentido del 26/12/02 en causa 3428: Lebrini, Luis Alberto s/ Recurso de Casación, reg.885/02)

    Y “Para que pueda configurarse lo que se denomina emoción violenta como eximente de responsabilidad penal, deben concurrir en forma conjunta y secuencial tres requisitos; a) la emoción debe ser violenta, de suma intensidad y sin que el sujeto pierda su conciencia; b) la reacción delictiva debe producirse mientras dura el arrebato emocional, y c) las circunstancias en que el hecho se produce deben hacerlo excusable, siendo los motivos o razones que se invocan para disculparse.” (SUMARIO DE FALLO. 14 de Marzo de 2016.Id SAIJ: SUB0963206)

    Pero las causas no siempre son interpretadas de la misma manera, justamente quedaban a interpretación del juez, por lo que la figura en sí del femicidio permitió quitar toda duda y generar una pena mayor a quien mata en un contexto de violencia de género.

    También veamos qué pasa con el tema de las brechas de género, y en especial la brecha salarial.

    La ganadora del premio novel de economía, Claudia Goldin, ha demostrado que SÍ EXISTEN las brechas salariales de género, y que las mismas se incrementan cuando la mujer ha sido madre. Y no es un estudio caprichoso, ya que analizó más de 200 años de historia.

    Entre algunas de las causas actuales que encontró, mencionamos que:

        • Hay menor participación de las mujeres en el mundo laboral

        • Las mujeres están empleadas, lo hacen en empleos de menor calidad y con menor remunerados, incluso cuando éstas tienen estudios universitarios.

        • Las mujeres que acceden a trabajos con mayor remuneración y de mayor calidad, son pocas, el famoso “techo de cristal”, donde en su mayoría no son empleos flexibles y de mayor carga horaria, y de ahí la dificultad de muchas mujeres de acceder a esas posiciones de liderazgo.

      Y las razones que menciona principalmente están vinculadas a las tareas de cuidado y domésticas. La investigadora de Harvard documentó que, enfrentados al enorme desafío de la paternidad, son las mujeres las que ajustan sus roles en el mercado laboral para sostener la crianza de los hijos. No así los varones, que de hecho, su recorrido laboral no se ve afectado por la paternidad. Mostró cómo las normas sociales y la penalidad salarial al trabajo flexible son claves para entender las brechas actuales. Su argumento es que los trabajos bien remunerados son muy poco flexibles y, por lo tanto, difíciles de conciliar con el cuidado de los hijos.

      Recordemos que el concepto de brecha de género no solo es comparar igual remuneración por igual tarea, sino también comparar el promedio total de remuneraciones de los varones y el promedio total de remuneraciones de las mujeres de una organización (o de un país), para entender cómo las mujeres no solo no cobran lo mismo, sino que es muy difícil acceder a esas posiciones de decisión mayor remuneradas.

      Y dejemos también en claro esto: Los feminismos no solo miran las situaciones de las mujeres, también vela por las masculinidades.

      foto de mujer de espaldas con texto escrito en su espalda que dice "yes, i am a feminist. No, i don't hate men" (sí soy una feminista, no, no odio a los hombres")

      Foto: Polina. Pexels

      Muchas venimos hablando de que la perspectiva de género también permite revisar los estereotipos asociados a las masculinidades, y que sí nos importa que los varones sólo estén empleados en determinados empleos.

      Las cárceles son un reflejo de muchas situaciones sociales: varones que delinquen ejerciendo fuerza, mujeres que delinquen en delitos no violentos.

      Según datos oficiales, el 92.7% de las personas privadas de la libertad son varones, 7% son mujeres y 0,3% son personas trans (PROCUVIN, Ministerio Público Fiscal, 2024). (Min de Justicia y DDHH de La Nación, 2018)

      Siguiendo una tendencia histórica muy marcada, los principales delitos imputados a las personas privadas de libertad fueron robos (y tentativas de robos), infracción a la ley de estupefacientes -narcotráfico-, homicidios dolosos, y violaciones. (PROCUVIN, Ministerio Público Fiscal, 2024). Delitos violentos y con ejercicio del poder y la fuerza. Quienes matan a los hombres, en su gran mayoría, por estadística, son mismos hombres.

      En cambio si hacemos un doble clik en el tipo de delito por género, vemos que las mujeres privadas de la libertad las mujeres temporalmente privadas de libertad en nuestra región, que indican que un alto porcentaje de ellas -más del 60%-están cumpliendo sentencias por delitos no violentos relacionados principalmente con la infracción a la ley de drogas (Comisión Interamericana de Mujeres & OEA, 2014; (Youngers, & Pieris, 2016; Min de Justicia y DDHH de La Nación, 2018), el famoso “narcomenudeo” lo llevan a cabo las mujeres, podemos inducir, para una subsistencia económica. Y dentro de las cárceles, más del doble de porcentaje de las mujeres acceden a programas educativos y de capacitación laboral en mayor porcentaje que los varones (Min de Justicia y DDHH de La Nación, 2018), es decir, demuestran una intención mayor las mujeres a reinsertarse en la sociedad de manera productiva y educada. Y se sabe que, para bajar niveles de reincidencia, la educación y la capacitación para el empleo son claves. Ojalá más varones quieran acceder a estos programas dentro de los servicios penitenciarios. Ojalá más empresas logren emplear a personas que estuvieron privadas de la libertad, así contribuir a bajar la reinsicencia, como el caso de Cook Master

      Los estereotipos claramente afectan a las masculinidades. Que se diga livianamente “los varones no lloran” “los varones son fuertes”, es una forma de arraigar socialmente un discurso de que los varones no deben tener gestión de sus emociones ni conectar con ellas, y que los rije la fuerza y virilidad. Por eso, los varones representan el 79% del total de los suicidios en Argentina (Ministerio de Seguridad de la Nación, en el año 2021). Y a nosotras SÍ nos importa.

      Varones que pueden conectar con sus propias emociones, permite que también puedan conecetar con otras personas de manera más empática, y por tanto menos violenta, y construir relaciones más saludables.

       

      Discurso contra las personas migrantes

       

      mujeres de perfil, con distintos rasgos fenotípicos

      Foto: Pexels

      El discurso también hablo de las personas migrantes, en estos términos despectivos: “Así es como vemos hoy en las imágenes de hordas de inmigrantes que abusan, violan o matan a ciudadanos europeos que solo cometieron el pecado de no haber adherido a una religión en particular. Pero cuando uno cuestiona estas situaciones es tildado de racista, xenófobo o nazi. El wokismo ha calado tan profundamente en nuestras sociedades, promovido por instituciones como esta, que se ha llegado incluso a cuestionar la idea misma de sexo a través de la nefasta ideología de género.”

      Sobre esto, solo una pregunta clave: ¿Cuándo se habla de “horda”, bajo qué estadísticas se basa”? ¿A qué llama horda?

      Ya que si vemos las estadísticas de las cárceles, la proporción de personas migrantes encarceladas por comisión de delitos es menor al 20% para el caso de mujeres y de menos del 10% (Min de Justicia y DDHH de La Nación, 2018). ¿Dónde está la horda?

       

      Discurso contra el cambio climático

       

      Foto: Markus Spiske. Pexels

      “…El wokismo, además, se manifiesta en el siniestro ecologismo radical y la bandera de cambio climático. Conservar nuestro planeta para las futuras generaciones es cuestión de sentido común, nadie quiere vivir en un basurero. Pero nuevamente el wokismo se la arregló para pervertir esa idea elemental de preservar el medio ambiente para el disfrute de los seres humanos, pasamos un ambientalismo fanático donde los seres humanos somos un cáncer que debe ser eliminado, y el desarrollo económico poco menos que un crimen contra la naturaleza.”

      Nadie habla de que la población humana debe ser eliminada ni que es un cáncer. Sí que debemos producir y consumir dentro de los límites planetarios. Todos necesitamos cosas, el tema es ser conscientes sobre qué compramos, a quién y cómo esa cosa fue producida, ahí radica la cuestión.

      El crecimiento desmedido no es sostenible para nadie.

      Y la comunidad global científica acuerda que, con motivo del accionar del hombre, hay acuerdo que existe cambio climático, y por eso es que se creó el Acuerdo de París, no para dejar de producir, sino para tomar medidas conscientes, posibles y urgentes para cambiar la forma tradicional de producción que permita generar menores emisiones de carbono que elevan la temperatura global. Las empresas de triple impacto, por ejemplo, proponen una forma de trabajar diferente del tradicional, combinando rentabilidad, al mismo tiempo de ser amigables con las personas y el ambiente.

      Pero un discurso desde el poder, que desacredita todo ese camino andado, y la evidencia científica, es complejo de gestionar, De nuevo, la fake news sobre qué hablamos cuando hablamos de cambio climático. ¡Fuentes serias por favor!

       

      Discurso anti woke, ¿la madre de todos los males?

       

      Foto. Archivo

      En todo el discurso, no solo de nuestro mandatario en Davos, sino de los hoy principales líderes mundiales, están cuestionado los discursos woke.

      ¿Pero de qué hablamos?

      Woke, que podemos traducirlo como “despertarse”, se empezó a utilizar como consigna para los grupos que defienden derechos sociales y civiles, una consigna que se usa desde hace muchos años, incluso en años 30. “Despertarse de las injusticias”. Tomó relevancia con el “Black live matter”, cuando la sociedad norteamericana se alzó con las protestas contra el racismo.

      Una connotación positiva.

      El tema es que el término se lo apropian grupos que se declaran “anti woke” como crítica, peyorativo, que indican que hay una conspiración. Señalan a “los Woke”, como discurso hipócrita, poque, según estos discursos odiantes, no se defienden derechos, sino privilegios e intereses -económicos, culturales-. Otra vez, privilegios (para mencionar a personas de colectivos no privilegiadas, como vimos antes). Toma, el mismo término entonces, una connotación negativa. Y me pregunto por qué alguien que debe cuidar a su población, que lo votó, estaría tan crispado con los derechos adquiridos, que NO afectan las libertades individuales, sino que amplía la libertad para todos los habitantes del suelo argentino, como dice nuestra Constitución Nacional.

      ¿Será que no quiere la libertad en realidad, sino la subordinación al mercado y los intereses de las potencias mundiales?

       

      Reflexiones finales

       

      La diversidad es también la diversidad de pensamiento, y hay que respetar a quien tiene pensamientos diferentes a los míos, incluso quienes tienen pensamientos machistas, pues quienes crecimos en esta sociedad no estamos exentos ni exentas de serlo también sin darnos cuenta (los famosos sesgos inconscientes).

      Evitemos tener un pensamiento de superioridad de nuestro pensamiento por sobre otros pensamientos. Pues, promulgaríamos eso mismo que detestamos de quien está en las antípodas de nuestra postura.

      Lo importante es siempre que sea un diálogo de respeto, sin imponer, y con evidencia. Los datos son la clave para sostener nuestra postural. El resto son fake news.

      Soy una fiel creyente que es posible convivir en una sociedad plural, donde hay pensamientos disidentes, pero que, desde el respeto, pueden dialogar y encontrar puntos en común. Confío en que es posible hallar una forma de crecimiento y desarrollo económico al mismo tiempo se evita la humillación, la discriminación de personas que son personas distintas a mí, que atraviesan desventajas estructurales, y brindarle igualdad de oportunidades laborales, productos y servicios acorde a cada población, en un ambiente sano y saludable.

      ¿Es posible que las empresas sigan trabajando en agendas de diversidad y de impacto ambiental positivo en este contexto político complejo?

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